En primer lugar, podemos aludir a que la palabra depresión deriva del latín depressio que significa hundimiento. El término depresión es uno de los más empleados coloquialmente, siendo por ello de vital importancia hacer una correcta definición de la depresión clínica, puntualizando que sentirse triste no es un síntoma suficiente para diagnosticar una depresión.
Es cierto que el estado de ánimo deprimido o tristeza está presente en la mayor parte de los cuadros depresivos, pero para poder afirmar que una persona tiene una depresión, es necesario que el sentimiento de tristeza vaya acompañado de otros síntomas.
Un persona con depresión se suele sentir triste e incapaz de disfrutar con situaciones o actividades que antes disfrutaba (anhedonia). A menudo, presenta una disminución importante de las capacidades cognitivas como la memoria, concentración, atención, etc. y refiere haber disminuido su interés por las relaciones interpersonales. A esto pueden añadirse una gran variedad de síntomas físicos como fatiga, pérdida o disminución del apetito, disminución de la actividad y deseo sexual, dolores musculares, molestias gástricas, molestias cardiorrespiratorias, etc.
Es importante señalar que estos síntomas no deben estar causados por factores orgánicos tales como condiciones médicas generales o abuso de sustancias.
